...y las gaviotas no permiten que te acerques a ellas. Golpea mejor quien golpea primero. Levántate antes de que cuente hasta diez. Que cuente hasta diez. Las olas que rompen en el arrecife parece que marquen un ritmo de vals. El boxeador debe ser un buen bailarín.
—Enrique Bunbury, El Boxeador
La rolita de El Boxeador de Enrique Bunbury me gustó para ilustrar y darle nombre a este espacio. Aunque, a decir verdad, hablaré de box de forma muy genérica y romántica porque de box carezco de conocimiento por completo.
Me hace falta ver más bax.
Alguna vez, hace un par de años, me di cuenta de que a la vuelta de mi casa hay un gimnasio, yo pensé, asumí, que es de box. No hay mucha vista hacia dentro, pero se notaba que es el estilo. Tiempo después, hará poco menos de un año, una noche en que salí a la tienda a comprar algunas viandas escuché que alguien me llamaba. Era mi amigo y staff (alguna vez participé en un proceso en el que él fue mi líder y guía y les llamábamos staff) Pancho Hernández, Panx, que estaba en su carro y se bajó a saludarme y a platicarme que estaba entrenando en ese gimnasio.
En el proceso en el que Panx fue mi staff, según pude constatar después, a quienes participaban en el rol de staff se les pedía que construyeran relaciones extraordinarias con los participantes. Yo puedo decir, con orgullo, que él lo logró. Y he tenido múltiples demostraciones de ello. Quiero agradecer y reconocer desde aquí, la amistad y el aprendizaje que me ha brindado, a pesar de que soy 22 años mayor que él.
Hace poco más de un mes coincidí con Panx en un congreso, y fue ocasión en la que me invitó a entrenar con él. "¿Box?", pregunté yo. "No es box, son artes marciales mixtas, muay thai, ese estilo de cosas". Acepté de buen grado. En primer lugar porque él me enrola simplemente por ser él. Y en segundo lugar, porque me encuentro en un momento en el que mi prioridad es estar bien yo, en mi persona, de manera integral. Y ciertamente me viene muy bien una actividad física de ese tipo. Y yo nunca he entrenado nada parecido, de manera que me abrí a la nueva experiencia.
Un día, entrené box. Y quedé invitado a no volver a hacerlo. Pero hoy, que ya probé esta nueva ocasión, puedo decir que hace veintitantos años en aquel intento no era mi momento para eso. Y además, el coach de esa vez era un hijo de la chingada.
Mi carnalito Hugo Vivar, el Chimpa, fue quien nos invitó al Fox y a mí en esa ocasión. Él ya tenía experiencia entrenando allí, en La Arena Coliseo de Guadalajara. Bastó que el coach lo viera llegar para que exclamara: "¡Mira nomás quién volvió!". Parece que en ese ambiente no es bien visto que uno deje de ir a entrenar por varios días y como que se las cobran a lo chino. Después, sobándose las manos, volteó a vernos al Fox y a mí, ingenuos e incautos novatos: "¡carne fresca!"
Vaya putiza nos puso. Y con esto no quiero decir que nos haya golpeado. Recuerdo solamente haber subido y bajado escaleras, saltar la cuerda, brincar encima de una llanta de camión, hacer un xingo de abominables y después hacer sombra (que si simplemente se tratara de hacer sombra, para eso me pinto solo, pero no), ejercicio para el que mi única experiencia eran las caricaturas de la Pantera Rosa. En ese tiempo yo era soltero, vivía por Colinas de la Normal y recuerdo que tuve que regresar caminando porque me quedé sin un clavo después de pagar la clase, la renta de los guantes y el pagarle al coach por vendarnos los nudillos (Panx me explicó en un minuto cómo se hace). No recuerdo cómo es que llegué a casa, pero por cierto que si hubiera venido borracho me hubiera sido menos difícil. Me dolían hasta los cabellos.
La verdad es que no me gustó. Y este recuerdo me vino a la mente todos los días desde que Panx me invitó a entrenar y hasta que llegó el día de ir.
Víctor se llama mi coach, y la verdad es que mi reconocimiento para él. El entrenamiento es intenso, he terminado molido y adolorido, pero me he sentido muy bien. Desde el primer día sentí que aprendí algo nuevo y además siento que estoy ejercitándome con un propósito. Siento que estoy aprendiendo una herramienta útil. He ido al gym varias veces en mi vida. Me he inscrito en más de una ocasión en distintas etapas y jamás he durado más de un mes. La última vez fue justo cuando estaba comenzando la pandemia que le di oportunidad al crossfit. El confinamiento fue el pretexto perfecto para dejar de ir a perder mi tiempo. Creo que recién ahora que comencé a entrenar esto caigo en la cuenta de que nunca me gustó el levantar sistemática y repetidamente pesas porque carecía de objeto. El simple hecho de ponerse mamado me parece muy banal y falto de sentido (quizás hasta que yo mismo algún día me ponga mamado). Veo a las personas trepadas en la caminadora y me viene a la mente la imagen de unos hámsters gigantes.
Ciertamente hacen muchísimo más que el haragán que está echado en la silla de oficina sin hacer nada.
Toda mi vida fue solamente basquet. Tiempo después, hace menos de diez años, descubrí el running, que hoy por hoy es otra de las pasiones en las que sigo tratando de disciplinarme aunque ya tengo algunos logros. Voy por más. Y durante la pandemia me aficioné al yoga, que sí es una disciplina que también quiero cultivar.
Creo que entre todas esas cosas abonarán a construir una mejor versión de mí. Ahora me toca compartir estas cosas con quienes vienen detrás de mí y con quienes cumplo el rol de staff.
(Guadalajara, 1973), es Licenciado en Informática Administrativa, especializado en Sistemas de Salud y en Administración. Ha sido profesor universitario de literatura, informática y matemáticas para el Instituto de Computación y Métodos, la Universidad Univer, el Colegio de Bachilleres del Estado de Jalisco y la Universidad de Guadalajara. También consultor y ejecutor de proyectos informáticos para el Gobierno del Estado de Jalisco en la Dirección de Estadística y Sistemas de Información y el Departamento de Desarrollo de Control Escolar de la Secretaría de Educación Jalisco y para el Instituto Jalisciense del Adulto Mayor, así como también la iniciativa privada. Actualmente dirige CGS Control y Gestión de Sistemas, empresa de consultores de informática.
Ha sido director editorial y reportero deportivo de la revista de lucha libre DSD la Tercera. También fue coeditor y columnista de la revista digital Pensando en Espiral de Monterrey, N.L. Escritor de novela negra, es autor de los libros Elvis es un buen tipo y Nina cerró los ojos. Fue colaborador para el Proyecto Independiente Rock a Través del Reloj en periódico El Occidental, Canal 58 y Radiovolks. Produjo en Radiovolks el Programa de heavy metal Metalvolks, y actualmente produce y conduce el programa bohemio Noches de Arrabal y el programa deportivo La Patada en los Ovoides, ambos para Music in Loud Frequency en donde produce, entre otras cosas, la barra en español La Culebra y Mondo Bizarro.
srdosis@gmail.com