No recuerdo en este momento las fechas, pero fácilmente hace aproximadamente quince años de esto. Yo estaba clavadísimo en un proyecto personal que involucraba entrevistar a personalidades de la radio de Guadalajara. Me fue muy bien. Una de las personas con quien por ningún motivo quería perder la oportunidad de platicar era Don Guillermo Lares Lazaritt (qepd). Decano y referente de la vieja guardia tapatía radial.
Don Guillermo fue el creador de un programa llamado Preguntas y Respuestas, en Sonido 103. Era una delicia. Podías participar de dos formas: por carta o por teléfono.
Por carta: Dije carta, sí, de papel. Yo lo hice. Y comienzo con este porque era la base del programa. Las personas del público mandaban cartas con preguntas de cultura general para que los participantes telefónicos trataran de responderlas. En tu carta debías poner la pregunta, la respuesta correcta y otras dos opciones incorrectas. Participabas contra el radioescucha telefónico, si este fallaba al dar su respuesta tú ganabas, si él respondía correctamente, tú perdías. Quien ganaba se hacía acreedor a algún premio de los patrocinadores: discos, nieves de yogurth, ropa de Student's Boutique, entradas para algún evento, en fin, buenos premios. Además, tenías el chance de pedir una canción del repertorio de la estación para escucharla como premio de consolación en caso de que perdieras. ¿Mencioné que tu carta la tenías que enviar usando el servicio postal mexicano? Escribirla, meterla en el sobre, escribir destinatario y remitente, para lo cual había reglas, comprar la estampilla y depositarla en un buzón? Después de eso, esperar días, días, si no es que semanas para darte por enterado de si tu carta llegó a destino. Esto es, esperar pacientemente a que cualquier buen día Don Guillermo te mencionara como participante por carta y correr y decirle a todos en tu casa que saldrías en la radio participando.
Por teléfono: Llamar por teléfono a la estación en hora pico era toda una aventura, necesitabas paciencia y fuerza en los dedos. Quizás los mozalbetes de las generaciones actuales nunca lleguen a saberlo, pero había que saberse de memoria los números telefónicos en esa época. Y además había que marcarlo de nuevo si a la primera no te contestaban. De nuevo, sí. No había redial. Todos los números, y eso que solo eran seis dígitos (cuando comencé a hacer uso de razón para hacer llamadas). Además era marcarlos en un teléfono de disco. El número era el trescientos uno trescientos uno, fácil. Lo más mamón es que creo que aún existe en la radiodifusora actual. Suponiendo que lograbas que entrara la llamada durante el programa y quedabas listo para participar, salías al aire. ¡Salías al aire! Tu voz era escuchada por todos los radioescuchas y por unos minutos podías tener todos esos testimonios de tu victoria o de tu derrota.
Tuve la oportunidad de participar en ambos formatos, también tuve la oportunidad de ganar y perder igualmente. Y también la oportunidad de que me hicieran wey una vez que gané algo y cuando fui a reclamar el premio, según ellos "ya lo había ido a recoger". Para todo hay ratas.
Alguna vez editaron un libro para conmemorar el programa. Mi hermano Oswaldo y yo teníamos nuestros respectivos ejemplares. Logré en esa ocasión que Don Guillermo me autografiara el mío.
No quisiera dejar de mencionar a Don Carlos Brambila, quien después de concluída la etapa de Don Guillermo continuó con el programa y también haciéndolo memorable. Recuerdo la aversión de Don Carlos a los estilos de radio cotorreo que por aquél entonces comenzaban a surgir y también hacia ciertas tendencias musicales.
En aquél entonces no pensé que algún día me tocaría vivir ese desagrado hacia los nuevos modos.
Desde edad temprana he sido un animalito de la radio. Amo la radio y la hecho de menos. Yo podía pasar toda la tarde haciendo mi tarea acompañado de un cuadrito de pilas que sintonizaba AM escuchando el 1480 "Tu zona juvenil". No imaginaba que en el 2012, 32 años después, tendría la oportunidad de tener mi breve espacio radial en esa misma frecuencia, Radio sin documentos.
Mis amigos Héctor Buenrostro y Fernando J. Téllez son los responsables de haberme puesto un micrófono enfrente.
Héctor tenía su espacio, Zona de Jazz, en la radio del estado, y alguna vez lo fui a saludar a cabina. No esperé que de repente me pusiera el micro enfrente para saludar a la audiencia. Me agarró fuera de base, por completo. "Un saludo a toda la ciudad", fue lo que alcancé a decir. Después, al pensarlo, fue abrumador, "a toda la ciudad", dije. No mamar, ¡a toda la ciudad! y era realista pensar que una muy buena parte de la ciudad me había escuchado.
Fernando tenía su espacio: Enigmas. Hablaba de cosas tales como el chupacabras, la llorona, los chahuistles, las pirámides y, sobre todo, OVNIS. En 1999, cuando se estaba sintiendo la fiebre del estreno del Episodio I de Star Wars, Fernando nos invitó a mí y a Luis Garibay a "hablar sobre ciencia ficción". Y yo me lo tomé muy en serio (no sería la última vez que algo así me pasaría), en verdad pensé que hablaríamos sobre ciencia ficción, el género. Fui sorprendido cuando en la cabina me encontré a dos tetos que se pusieron a hablar sobre la marca de calzones que usa George Lucas y la cantidad de azúcar que le pone a su cereal. Orgullosísimos de su frikismo. Supongo que hacían bien. En su mundo, estaban viviendo al 100 su experiencia. Pero yo más bien me había quedado con la experiencia de haber sido invitado a un programa de radio a platicar. Fui invitado un par de veces más por Fernando, para coraje de sus radiosecuchas habituales que le hacían llamadas a cabina pidiéndole que dejara de perder el tiempo al sacar temas estúpidos y hablara de cosas serias como los recientes avistamientos de ovnis que había habido por esos días. En serio.
Años después, cuando invité a Fernando a mi propio espacio, Radio sin documentos, fue sin duda el programa más escuchado de los que hice.
Después, vinieron los amigos de la radio, los que conocí en Radio UdG, Rock Radiante, Radio Mujer, Radio Metrópoli, Canal Trans, Radiovolks y, por supuesto, Music In Loud Frequency. Los amigos con los que he tenido la oportunidad de compartir el micrófono y que me han acompañado un montón de veces.
Mi espacio, las Noches de Arrabal, que comenzaron conmigo en diciembre de 2012 y que estuve haciendo ininterrumpidamente por 11 años, hasta que circunstancias personales me alejaron por ya casi dos años. Ya quiero volver a hacer el Arrabal, y se puede decir que ya estoy listo, al menos en lo técnico.
En este tiempo me he encontrado con que todo mundo tiene un podcast, así se le llama ahora, podcast, y lo hacen por fesibuc, instagram, chuirer, espotifai y mil plataformas más que son hechas para imberbes que se morirían de la comezón si se vieran en la necesidad de aprenderse un número telefónico, marcarlo con disco o mandar una carta. Digo, está chido aprovechar los adelantos tecnológicos. La cosa no es esa. La herramienta no hace al comunicador.
Me refiero a que una vez más me enfrento al síndrome del impostor. Aunque desde chico fui animalito de la radio, cuando comencé a parlotear frente a los micrófonos siempre sentí que estaba usurpando una función para la que no había tenido formación. Don Guillermo Lares decía que para ser locutor, en su época, hacía falta una licencia que conllevaba una preparación. No se podía ni toser al aire, tampoco carraspear, emplear muletillas. Mucho menos eructar o decir las estupideces que se dicen hoy en día. No me escandalizan las palabrejas, yo mismo soy hocicón. Lo que no me gusta es que se cae en el facilismo. Resulta muy fácil ser alburero y corriente cuando no se cuenta con otro recurso para comunicar.
Ahora, yo que siempre he sido un romántico al que le gusta seguir pensando que la radio es solo sonido, sin imágenes y al que le gusta imaginar que está siendo escuchado por alguien como él, cuando hacía la tarea acompañado de un cuadrito del que salía la onda radial, me veo de repente abrumado por las nuevas herramientas. La masificación de usar esta o aquella red social, o de que me vean mientras hago radio. Ya me tocó, de hecho, ser invitado a un espacio en el que me entrevistaron por zoom... fue raro.
Alguna vez, mi amigo Adrián Avilés, el Guaguarón, me dijo que el micrófono no es para cualquiera, y para probarlo basta con acercárselo a alguien. Lo he visto, efectivamente, no es para cualquiera.
Con eso en mente, cuando estuve haciendo mi proyecto de entrevistas a personalidades de la radio quise incluir una pregunta que era ¿Piensas que cualquiera puede ser locutor? Todos me dijeron que no.
Todos, excepto Don Guillermo Lares Lazaritt. Él me dijo, no sin antes suspirar hondamente:
"Hoy en día cualquier pendejo puede ser locutor"
(Guadalajara, 1973), es Licenciado en Informática Administrativa, especializado en Sistemas de Salud y en Administración. Ha sido profesor universitario de literatura, informática y matemáticas para el Instituto de Computación y Métodos, la Universidad Univer, el Colegio de Bachilleres del Estado de Jalisco y la Universidad de Guadalajara. También consultor y ejecutor de proyectos informáticos para el Gobierno del Estado de Jalisco en la Dirección de Estadística y Sistemas de Información y el Departamento de Desarrollo de Control Escolar de la Secretaría de Educación Jalisco y para el Instituto Jalisciense del Adulto Mayor, así como también la iniciativa privada. Actualmente dirige CGS Control y Gestión de Sistemas, empresa de consultores de informática.
Ha sido director editorial y reportero deportivo de la revista de lucha libre DSD la Tercera. También fue coeditor y columnista de la revista digital Pensando en Espiral de Monterrey, N.L. Escritor de novela negra, es autor de los libros Elvis es un buen tipo y Nina cerró los ojos. Fue colaborador para el Proyecto Independiente Rock a Través del Reloj en periódico El Occidental, Canal 58 y Radiovolks. Produjo en Radiovolks el Programa de heavy metal Metalvolks, y actualmente produce y conduce el programa bohemio Noches de Arrabal y el programa deportivo La Patada en los Ovoides, ambos para Music in Loud Frequency en donde produce, entre otras cosas, la barra en español La Culebra y Mondo Bizarro.
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