...y no fue porque el sitio sea de un particular interés turístico, sino porque en realidad él estaba alojado a un par de cuadras de allí.
Ese jardín, sin embargo, tiene algo de importancia histórica para mí, ya que allí, sobre la calle Reforma, casi esquina con la Avenida Fray Antonio Alcalde (o simplemente Alcalde, como prácticamente el 100% de los tapatíos la conocemos) se encuentra la Escuela Primaria Urbana No.19 "Niños Héroes", que es donde, de 1979 a 1985, yo cursé la primaria. En esa esquina se encuentra el Templo de San José de Gracia. En ese jardín se encuentra también la Iglesia Presbiteriana El Divino Redentor, de la cual mi madre y mi abuela siempre me conminaron a alejarme como si apestara, igual que como siempre lo hicieron con todo lo de credo distinto para que no se me fuera a pegar algo que no fuera católico. No es que yo haya estado con muchas ganas de entrar a ese sitio de todos modos. También frente a ese jardín está la Casa de los Perros, ahora llamada Mueso del Periodismo.
Esa zona es uno de los pocos lugares de mi infancia que aún conserva un poco más de cosas que no se han extinto ni desaparecido en la modernidad de la ciudad.
Durante muchos años, en diciembre y semanas antes se colocaba allí el tianguis navideño, hasta que un día se quemó (como suelen quemarse los mercados en Guadalajara cada vez que le estorban a alguien). Alguna autoridad de las que acostumbran confundir lo grandote con lo grandioso tuvo la genial idea de poner un tiovivo gigante en ese jardín. Está feo, el cabrón.
Cuando Mau leyó los nombres de los Reformistas Jaliscienses que están grabados en la parte trasera de la estela le llamó particularmente la atención uno: "¡Qué enorme responsabilidad debe haber sido llamarse Juan N. Cumplido!", exclamó.
No pude menos que estar de acuerdo, aunque habla muy mal de mi civismo jalisciense el no tener la más remota idea de quien fue ese prócer local. Y eso que crecí acostumbrado a ese nombre porque viví mi infancia sobre la calle Escorza, en el sector Juárez; calle que después del eje Morelos, ya en sector Hidalgo pasa a llamarse precisamente Juan N. Cumplido. Eso me recuerda que, estando en la secundaria, en alguna clase de historia (ciencias sociales), estaba el profe mencionando a personalidades históricas mexicanas y mi compañero, viejo amigo y tocayo, Carlos Gómez dijo: "todos tienen nombre de calle". Pues eso, para mí era tan solo un nombre de calle.
Por cierto, la vieja organización de los sectores de la ciudad ya no existe. Creció mucho la comarca.
He reflexionado mucho sobre los nombres últimamente.
Yo soy programador desde 1991. Y alrededor de 1997 comencé a estudiar programación orientada a objetos. No entraré en detalles sobre el tema, pero una de las claves para comprender eso era que cada objeto que está involucrado en un programa cuenta con propiedades, características; siendo una de las más importantes, si no es que la más, el nombre. El nombre del objeto porque era precisamente con su nombre con el que podías hacer todo para controlarlo. No hablaré más de programación en estas líneas, pero creo que con ese ejemplo doy a entender lo que quiero expresar.
¿Qué es lo primero que te dicen para que comiences a controlar tus emociones? Que le pongas nombre a lo que sientes. Para poder tomar control de eso.
Muchos tapatíos seguimos llamándole Calzada del Obrero y Avenida de los Laureles a las vías a las que a algún lambiscón se le ocurrió rebautizar como un conocido gerarca católico. Líneas más arriba mencioné la calle Escorza, bueno, esa calle a lo largo de sus tres últimas cuadras antes de llegar a Morelos, se llama como un rector que tuvo la Universidad de Guadalajara en la década de 1930. Algún oligarca universitario lo logró. El Parque de la Solidaridad seguirá siendo el Parque de la Soli. Aunque los realistas, que al parecer siguen existiendo, quisieran honrar al General Luis Quintanar.
¿Cómo afecta el cambio de nombre de las calles y avenidas a los ciudadanos de a pie a los que nos valen madres todas esas personalidades? Imagine que un buen día usted amanece con la obligación de ir a tramitar una nueva credencial de elector porque a algún tarado se le antojó cambiarle el nombre a su calle. Y así con su licencia de manejo, o la licencia comercial de su negocio, o el de su predial, etc.
¿En qué piensa la mayoría de los tapatíos cuando tenemos que circular por las confluencias de la Avenida Alcalde y Circunvalación? Pues en la Glorieta de Tránsito. Y se llama así porque es en ese punto donde se encuentran las oficinas de la que durante muchos años, los años en los que gobernaba el tricolor, se llamó la Secretaría de Tránsito. Hasta que llegó acción nacional y le puso Secretaría de Movilidad. Luego llegaron los naranjitos y le pusieron Secretaría de Transporte. ¿qué no es lo mismo? ¡sí! pero imagine usted el tamaño del ego y las carencias emocionales de quien no quiere que las cosas tengan la estructura de los antecesores. Si antes era pa'rriba, ahora es pa'bajo, nomás para que no sea como lo tenían los otros.
Además, ¿cuánto costará hacer un rebranding de todo? logotipos, papelería oficial membretada, rótulos de vehículos. Y las campañas, las campañas en las que te machacan por todos lados las nuevas denominaciones. ¿Quién hace todo eso? Algún camarada estratégio. Algún socio silencioso.
Yo ni cuenta me di cuando de buenas a primeras teníamos que comenzar a decirle Área a la Zona Metropolitana de Guadalajara. La reponsable de tal ocurrencia es una personita pequeñita que tuvo alguna victoria espectacular al sugerírselo a su jefe y este a su jefe y este al jefe que fue quien al final se colgó esa medallita en el cuello.
Cuando un cambio de nombre de algo importante termina fructificando, algún cabrón está contento. Vivo un contexto que recientemente me ha puesto a pensar en ello. Quien nombra, controla.
Una vez, circulando cerca de la colonia Miravalle me encontré por primera vez con la calle Francisco Franco. Me sorprendí, porque no creí que ese cabrón mereciera que aquí le dediquemos una calle. Pero recordé el parque de la Soli y pensé: "¿por qué me sorprendo?".
Los gringos tienen toda una vida llamando Río Grande al Río Bravo. Llamándole América a su país. Aquí, le ponemos nombres estúpidos y lamehuevos a las calles y colonias ¿y nos preocupa cómo ahora el pinche Donaldo le quiera llamar al Golfo de México? (Aquí al Golfo le tuvimos que llamar "presidente" por seis años). Me acordé de cuando los gringos le querían cambiar el nombre a las papas a la francesa nomás porque andaban encabronados con los franceses.
Nuestro nombre es responsabilidad nuestra, aunque en la mayoría de los casos no lo escogimos, pero podemos hacer de él algo más que un simple nombre de calle.
(Guadalajara, 1973), es Licenciado en Informática Administrativa, especializado en Sistemas de Salud y en Administración. Ha sido profesor universitario de literatura, informática y matemáticas para el Instituto de Computación y Métodos, la Universidad Univer, el Colegio de Bachilleres del Estado de Jalisco y la Universidad de Guadalajara. También consultor y ejecutor de proyectos informáticos para el Gobierno del Estado de Jalisco en la Dirección de Estadística y Sistemas de Información y el Departamento de Desarrollo de Control Escolar de la Secretaría de Educación Jalisco y para el Instituto Jalisciense del Adulto Mayor, así como también la iniciativa privada. Actualmente dirige CGS Control y Gestión de Sistemas, empresa de consultores de informática.
Ha sido director editorial y reportero deportivo de la revista de lucha libre DSD la Tercera. También fue coeditor y columnista de la revista digital Pensando en Espiral de Monterrey, N.L. Escritor de novela negra, es autor de los libros Elvis es un buen tipo y Nina cerró los ojos. Fue colaborador para el Proyecto Independiente Rock a Través del Reloj en periódico El Occidental, Canal 58 y Radiovolks. Produjo en Radiovolks el Programa de heavy metal Metalvolks, y actualmente produce y conduce el programa bohemio Noches de Arrabal y el programa deportivo La Patada en los Ovoides, ambos para Music in Loud Frequency en donde produce, entre otras cosas, la barra en español La Culebra y Mondo Bizarro.
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